Los más de 25 años de experiencia en la salmonicultura chilena le dan a este profesional suficientes herramientas para decir que la única forma de controlar la situación sanitaria en la industria tiene que ver con reducir la producción a niveles que permitan un cultivo sustentable.
Patricio Bustos es ampliamente conocido en la industria chilena del salmón, así como también en el espectro internacional vinculado a este cultivo. Este médico veterinario de la Universidad de Concepción se ha convertido en todo un referente en el sector y en una de las voces más escuchadas cuando de problemas y desafíos sanitarios se trata.
Partió su carrera en la Región de Aysén, trabajando en el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura y en el Instituto de Fomento Pesquero. Luego, se desempeñó por varios años en el Servicio de Patologías de Fundación Chile, disfrutando de la tranquila, pero dinámica vida que ofrece la Isla de Chiloé. Fue aquí, en la ciudad de Castro, donde en 1990 decidió comenzar con el emprendimiento personal que mantiene hasta hoy junto con su socia Valeria Vallejos. Se trata del laboratorio de diagnóstico ADL Diagnostic Chile, del cual es gerente general y desde donde ha podido seguir de cerca las patologías que afectan al salmón y contribuir con sus conocimientos.
Inquieto como él solo, Patricio Bustos ha convertido a ADL no solo en un proveedor de servicios, sino que casi en un centro de investigación. Anualmente, la empresa invierte unos $250 millones en I+D, lo que se suma a todo lo que sus socios han costeado en infraestructura para estos fines. “No concibo que un laboratorio de patologías no tenga un área importante de investigación. Tampoco concibo una empresa que no innove y, la verdad, no concibo mi vida profesional convertida en una rutina. Esta inversión la considero un aporte a la industria y también a los profesionales que aquí trabajan, que les gusta indagar y que logran un mayor desarrollo con este tipo de labores”, explica el ejecutivo que confiesa dedicar el 30% de su tiempo a sus funciones como gerente, copando las labores técnicas –reuniones, seguimiento de casos clínicos y salidas a terreno– el resto de su siempre apretada agenda.
Hoy ADL posee oficinas centrales en Puerto Montt e instalaciones también en Villarrica y Puerto Aysén. Al igual que los demás proveedores del sector, ha sufrido los altos y bajos de la salmonicultura local, pero se ha mantenido firme prestando servicios y vinculándose con más del 70% de las productoras nacionales. Para su dueño, esta industria ha aprendido bastante, pero dice que hace falta avanzar mucho más. Aclara que la consolidación será un paso necesario, así como la toma de conciencia acerca de ajustar la producción a niveles manejables desde el punto de vista de la salud de los peces.