El Sernapesca, entre 2007 y 2014, multiplicó por seis los recursos destinados al control sanitario en la acuicultura.
(El Mercurio) “El 2014 fue uno de los mejores de los últimos cinco años en condición sanitaria”. Así de categórico es el director del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), José Miguel Burgos, al referirse a la situación del sector acuícola en esta materia, argumentando que, en general, todos los indicadores sanitarios mostraron mejoras.
“Lo más importante es que tenemos menos pescado en el agua, pero más biomasa. Esto se traduce en que teniendo un menor número de peces, aquellos que están llegando a cosecha son de mayor tamaño y eso es el mejor reflejo de una gestión sanitaria adecuada”, explica.
Durante el año pasado, el peso promedio de cosecha del salmón atlántico alcanzó los 5 kilos, mientras que en 2013 llegaba a unos 3,4 kilos, lo que implica un crecimiento de 45%. El mayor peso hace más rentable al pez para la compañía ya que pueden vender más kilos por salmón. “Hace muchísimo tiempo que nuestra industria no registraba estos pesos de cosecha”, agrega.
Sernapesca entre 2007 y 2014 multiplicó por seis los recursos destinados al control sanitario en la acuicultura y pasó de $250 millones a $1.500 millones.
Burgos señala que en el control de virus ISA hay un modelo consolidado, a pesar de que se registraron algunos casos durante 2014. La mortalidad no superó los 1,5 millones de peces considerando que el total en el agua supera los 150 millones. “Por lo tanto, a pesar de que tuvimos dos casos -Noruega tuvo unos cuatro-, la cantidad de peces afectados fue muy mínima. Esto da cuenta de que el programa de control de ISA es un sistema consolidado que permite detectar los peces afectados de forma precoz y tomar medidas”, dice.
Los mayores inconvenientes sanitarios de la industria estaban vinculados al SRS; enfermedad bacteriana que ataca los órganos internos de los peces provocando hemorragias y muerte. Sin embargo, durante 2014 los indicadores disminuyeron notablemente, en particular en el salmón atlántico. En el caso de la trucha, las mejoras son menores.
El cáligus –o piojo de mar– también tuvo un manejo importante que se logró mediante una serie de medidas que se implementaron y gracias a la aparición de nuevos productos que han permitido rotar los tratamientos y hacer más efectivo el combate contra este parásito.
Los nuevos requisitos de Argentina A partir del 1 de enero de 2015 comenzaron a regir los nuevos requisitos para el tránsito por zona libre de productos derivados de salmónidos a través del Paso Internacional Cardenal Samoré. Las empresas interesadas deben solicitar un certificado zoosanitario en Sernapesca y adjuntar los documentos que relacionen el producto en tránsito con los centros de cultivo de origen, acreditando que el o los lotes transportados provienen de una zona bajo vigilancia oficial para la Anemia Infecciosa del Salmón (ISA) y de centros de cultivos negativos al virus ISA durante los 12 meses previos a la cosecha.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) de Argentina señaló que estos requisitos se implementarán mientras se ejecuta el análisis de riesgo para importaciones y evitar así interrumpir el comercio o el tránsito de productos derivados de salmónidos en la zona libre de enfermedades.
“Lo importante es que hoy no hay restricción en tránsito y el nivel de limitación obedece a un pequeño porcentaje de productos de algunos centros que tuvieron presencia de ISA durante 2014 y que podrían tener productos en el mercado”, comenta Burgos.
Por el Paso Internacional Cardenal Samoré pasa cerca del 15% del total de exportaciones acuícolas, que equivale a unas 85 mil toneladas al año. De ello, un porcentaje es consumido al interior del país trasandino; el otro va de tránsito a Brasil y Ezeiza.